2019-2020 IKASTURTEA

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SALVEMOS LOS BOSQUES DE INDONESIA

La industria del aceite de palma es la principal responsable de la destrucción de los bosques de Indonesia. Si su deforestación continúa, la supervivencia de los orangutanes será imposible.
Hace unos años, las mayores empresas de consumo del mundo anunciaron que solo se proveerían de aceite de palma libre de deforestación. 
Pese a estas promesas, una investigación de Greenpeace ha encontrado que 25 empresas productoras de aceite de palma han deforestado más de 130.000 hectáreas de bosque tropical desde finales de 2015. Y las grandes marcas habituales consumidoras de aceite de palma se han abastecido de estos productores que están deforestando: Colgate-Palmolive, General Mills, Hershey, Kellogg’s, Kraft Heinz, L’Oreal, Mars, Mondelez (Oreo), Nestlé, PepsiCo, Reckitt Benckiser y Unilever.
La cuenta atrás ha comenzado. La industria del aceite de palma y las grandes marcas consumidoras de este aceite tienen poco tiempo para cumplir su promesa de limpiar sus cadenas de suministro antes de 2020. Unilever, Nestlé, Colgate-Palmolive y Mondelez tienen que dejar de financiar la destrucción de la selva para producir alimentos y otros productos de consumo diario. Pide a estas empresas que no manchen sus marcas con la destrucción de los bosques de Indonesia.

El Gobierno de Brasil planea abrir la selva del Amazonas a las industrias ganaderas, madereras, mineras y agrícolas. Perderla significa perder su biodiversidad y la batalla contra el cambio climático. 
Si perdemos la selva del Amazonas, perderemos hábitats únicos y a las especies animales que lo habitan. Las comunidades indígenas perderán su hogar. Y todos perderemos la batalla contra el cambio climático.
El Amazonas es la mayor selva tropical del mundo, y juega un papel fundamental en el clima mundial. Es, además, hogar de muchos pueblos indígenas y comunidades tradicionales, así como de especies que solo pueden sobrevivir aquí.
Pero esta selva se encuentra ahora ante el mayor ataque de su historia. Jair Bolsonaro y el Gobierno de Brasil tienen la intención de sacrificar el Amazonas y su biodiversidad para hacer negocio. Planean abrirlo para que pueda ser explotado, deforestado e incendiado por industrias ganaderas, madereras, mineras y agrícolas.
No podemos perder el pulmón del planeta para que las empresas hagan negocio. Firma y exige su protección.